El plástico podría enfrentar un nuevo impuesto

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El plástico podría enfrentar un nuevo impuesto

Durante los próximos 20 años podrían ingresar al ecosistema más de mil millones de toneladas de plástico. Por tal motivo, los defensores del medioambiente consideran que debería aplicarse un impuesto sobre el plástico de un solo uso.

En países europeos como Suecia se ha comenzado a gravar el carbono, como una medida tendiente a proteger el medioambiente, justificándola en la concepción de que “quien contamina, paga”.

Los defensores de la Ley de Reciclaje y Reducción de la Contaminación Plástica de California se pronuncian a favor de la implementación de un impuesto sobre los plásticos de un solo uso, que tendrá el valor de 1 centavo por pieza comercializada que no sea reciclable o compostable, como por ejemplo, las bolsas de alimentos, botellas, bandejas, etc.

Por otra parte, Recology, una empresa de gestión de residuos, presentó documentación para una iniciativa en California y contribuyó con 3.7 millones de dólares a dicha campaña. Nature Conservancy, otro grupo ambientalista, se sumó a la propuesta, juntos han reunido casi todas las firmas requeridas para obtener lo solicitado pero todo quedó suspendido al iniciar la pandemia, tarea que estiman continuar a fines de este verano.

La idea de aplicar un impuesto persigue encarecer la producción de plástico de un solo uso en especial para la industria alimentaria y la del cuidado personal. Lo recaudado se utilizaría para reforzar las acciones de mitigación de la basura y otorgar subsidios a la industria del reciclaje. Esta propuesta también incluye una exigencia: que todos los envases de plástico de un solo uso sean reciclables, recargables, compostables o reutilizables para el 2030.

Esto podría favorecer la competitividad del plástico reciclado con el plástico virgen.

Los impuestos “al pecado” ya son históricos en California, como por ejemplo el impuesto al tabaco, que financia programas de desarrollo de la primera infancia.

El problema podría radicar en que terminaría imponiendo una mayor carga económica a las familias de menores recursos, dado que aquellos entes penalizados pueden trasladar esos costos a los precios finales de los productos, y esto a su vez terminaría afectando a los sectores más pobres. Por este motivo algunos economistas que opinan sobre el impuesto al carbono, proponen apartar una porción de los ingresos fiscales para regresarlo a los contribuyentes y minimizar el impacto.

El gravamen a los plásticos que se pretende en California se utilizaría para apoyar a la industria del reciclaje y realizar programas o campañas locales para disminuir la contaminación ambiental. Así, en lugar de obtener un dividendo, el consumidor pagaría un poco más por los productos de plástico que compran si se les traslada el centavo del impuesto.

Si bien el impacto que causa el impuesto sobre el plástico en los consumidores puede ser mínimo, este aumento podría desalentar el uso del plástico.

El Consejo de Química de Estados Unidos, representante de los fabricantes de plásticos, está en desacuerdo con la distinción de los plásticos de un solo uso, dado que al compartir una misma infraestructura de reciclaje, tanto el papel, el metal, como el plástico serían objeto de gravamen.

Además, existe la posibilidad de que las marcas elijan a envases hechos de vidrio, papel y metales, los que aumentan el peso de un paquete, y eso repercute en aumentar el flujo de  camiones en la carretera, más energía utilizada en el transporte y más desperdicio. Sin embargo, según Potashner las emisiones se pueden solucionar exigiendo la electrificación del transporte en los siguientes 25 años.