La pérdida de contenedores marítimos es un problema significativo, con unos 1.500 contenedores cayendo al océano cada año, lo que representa una amenaza tanto para la navegación como para el medio ambiente. La caída reciente de pellets plásticos en las costas españolas es solo un ejemplo reciente de este problema más amplio.
Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Transporte, más del 90% del comercio mundial se lleva a cabo por mar, lo que resulta en más de 250 millones de contenedores transportados anualmente. Organizaciones como el World Shipping Council han documentado que, en promedio, se pierden alrededor de 1.566 contenedores cada año desde 2008, debido a diversas causas que van desde condiciones climáticas adversas hasta daños estructurales.
La caída de estos contenedores no solo presenta un peligro inmediato para otras embarcaciones, sino que también tiene un impacto ambiental a largo plazo. La presencia de contenedores en los ecosistemas marinos puede causar daños, y la liberación de su carga, que puede incluir materiales peligrosos, agrava aún más el problema.
La normativa internacional, a través de la Organización Marítima Internacional, busca mitigar este riesgo, especialmente para cargas consideradas peligrosas. Sin embargo, la reciente discusión sobre la consideración de pellets plásticos como sustancias peligrosas destaca la necesidad de medidas más estrictas para garantizar la seguridad y la protección del medio ambiente durante el transporte marítimo.
En última instancia, la pérdida de contenedores en el mar es un desafío global que requiere una mayor atención y medidas preventivas para reducir su incidencia y minimizar su impacto en los ecosistemas marinos.