Un equipo de la Universidad James Cook (JCU) ha desarrollado una técnica que convierte microplásticos en grafeno, un material de alto valor con aplicaciones diversas. Publicado en la revista Small Science, el estudio abre nuevas posibilidades en la gestión de residuos plásticos.
Microplásticos como materia prima para grafeno
Según el profesor Mohan Jacob de la JCU, los microplásticos, que se fragmentan en partículas diminutas de pocos micrones, representan una amenaza ambiental significativa debido a su naturaleza no degradable y capacidad para absorber contaminantes, afectando tanto la vida marina como la salud humana. “Estos microplásticos se integran en la cadena alimentaria y alteran la reproducción de especies marinas, como los corales”, comentó el Dr. Adeel Zafar, coautor del estudio.
Un proceso eficiente y ecológico
El equipo trituró botellas de plástico y aplicó una técnica innovadora llamada síntesis de plasma de microondas a presión atmosférica (APMP) para convertir estos desechos en grafeno. Esta tecnología destaca por su rapidez y eficiencia: en solo un minuto, 30 mg de microplásticos produjeron casi 5 mg de grafeno. “Esta tasa es mucho más alta que en métodos anteriores, y ofrece una alternativa más sencilla y sostenible”, explicó el Dr. Zafar.
Aplicaciones del grafeno y beneficios ambientales
El grafeno obtenido puede utilizarse en la fabricación de sensores y en la purificación de agua, incluyendo la absorción de contaminantes como los PFAS. El profesor Jacob destacó que este avance contribuye tanto a la producción de grafeno como a reducir la contaminación por microplásticos, un problema creciente para los ecosistemas.
Este enfoque innovador se posiciona como un avance hacia el reciclaje eficiente de microplásticos y la creación de valor a partir de residuos, en línea con los objetivos globales de sostenibilidad.